Hoy es un día especial por varios motivos: el primero de ellos es que será la primera vez en Irlanda que podremos disfrutar de un desayuno típico Irlandés o eso indicaba el B&B cuando lo reservamos, el segundo de los motivos es que vamos a ver dos de las atracciones turísticas más destacadas de toda Irlanda del Norte y una de ellas de las más visitadas del mundo La Calzada del Gigante. Hoy el día ha vuelto a despertarse tapado, la verdad es que Irlanda está sorprendiendo por la capacidad que tiene de cambiar de clima en cuestión de segundos; por si acaso nos llevamos en una mochila pequeña de mano con un chubasquero de cuerpo entero, un anorak finito y nos vestimos con dos capas de ropa, la me manga corta y una chaqueta y, como no, las gafas de sol. Bien, todas estas piezas se pueden utilizar en cuestión de una hora y hay que incluir la crema solar porque cuando sale el sol, quema.
Bajamos a desayunar y ya nos tienen preparado el famoso desayuno Irlandés que por lo que podemos ver es como el Inglés, pero además le añaden una especie de morcilla negra y otra blanca; resulta contundente pero como hoy estaremos de excursión todo el día y sólo nos llevamos fruta nos va a venir muy bien un plato con millones de calorías que esperamos quemar durante el día.
Virginia y Amelia van camino de la Calzada del Gigante
A las 9 de la mañana ya estamos en la estación de tren porque para llegar a nuestro destino tenemos que ir en tren hasta Coleraine y de allí un autobús hasta el destino pero antes de parar en la Calzada del Gigante vamos a ir a ver el famoso puente Carrick-a-rede, os lo explicamos en Transporte público en Irlanda. Durante el trayecto en tren hasta Coleraine volvemos a apreciar el maravilloso paisaje de esta zona que no es ni más ni menos que todo el cauce del rio Foyle y en menos de lo que nos damos cuenta ya hemos llegado a la estación de Coleraine, es de ladrillo visto y mucho hierro forjado en los andenes, como otras que hemos ido viendo hasta el momento en nuestro viaje. Para poder apreciar la estación hay que entrar en los andenes y ser un tanto hedonista pero es que a Amelia le encanta el hierro forjado en los edificios sobre todo si hay columnas y detecta este estilo arquitectónico enseguida. Eso sí, la estación por fuera no tiene nada de especial. Salimos en busca de los autobuses y apreciamos que ambas estaciones, la de tren y la de buses, están justo al lado. A la hora prevista sale el bus dirección a Ballycastle; se trata de un autobús de línea regular pero podemos optar a sentarnos donde queramos porque poca gente ha decidido hacer el mismo recorrido. En cuanto al recorrido no podemos comentar nada dado que una gran nube de niebla nos rodea y no sabemos qué esta pasando a nuestro alrededor ni dónde nos lleva el señor que conduce el vehículo. En un momento dado, a la niebla se le suma la lluvia torrencial por lo que nos armamos de paciencia sabiendo que, también por primera vez, vamos a tener que utilizar los chubasqueros. Por suerte, justo cuando llegamos a la parada de Carrick-a-rede deja de llover pero el día sigue gris y no podemos apreciar mucho de lo que tenemos alrededor.
Carrick-a-rede Rope Bridge
Bajamos por un desvío que no tiene pérdida porque hay una hilera de coches y nos encontramos con un parking enorme semi-completo de autobuses y coches y eso nos hace pensar en la cantidad de gente que tenemos las mismas ideas en cuánto a qué visitar. ¡Correcto! Se trata de uno de los lugares más visitados y lo podemos constatar. Para poder cruzar el puente hay que pagar 4 libras por persona pero con el día que hace y la multitud de gente que hay optamos por hacer el sendero igual y ver el puente pero sin cruzarlo. El camino desde la garita de pago hasta el puente es bonito, y es poco más de 1 kilómetro, y sería maravilloso si dejase de caer esta especie de llovizna con aire que no nos deja ver nada. Bueno, no vemos nada porque, además, de la llovizna llevamos puesto el chubasquero y la parte que cubre la cabeza cubre tan bien que a penas deja visión para saber por dónde caminas. Llegamos al famoso Carrick-a-rede Rope Bridge, un puente que conecta con 20 metros de longitud la pequeña isla de Carrick-a-rede con Irlanda. Justo en ese momento deja de llover y podemos a hacer alguna foto y ver cómo hace la gente cola para cruzar el puente. La verdad es que la imagen es maravillosa y hay que decir que si tenéis la edición del 2016 de la Lonely Planet veréis que es tal cual aparece en la portada de dicha guía.
Ha dejado de llover, justo a la vuelta y eso hace que podamos apreciar el paisaje que tenemos delante. A parte de dejar de llover también está saliendo el sol y ahora es cuando vemos que delante de esta parte de la costa de Irlanda, a lo lejos, hay una Isla mucho mayor que, buscando por internet, vemos que es Rathlin Island. El día se está despejando, ¡No nos lo podemos creer! Pero lo que realmente nos sorprende y maravilla es que de camino de vuelta al autobús, por el sendero que te lleva al puente, se pueden apreciar acantilados. Son preciosos y son los primeros que vemos en Irlanda.
La Calzada del Gigante
El autobús llega a la parada con algo de retraso pero no pasa nada porque estamos entretenidas mirando como se va despejando el cielo y esperando que para cuando lleguemos a la Calzada del Gigante siga el tiempo tal cual ahora o, por lo menos que no llueva. Estamos volviendo con el bus por la misma carretera que hemos traído pero ahora vemos lo que tenemos alrededor: Imposible describirlo, es simplemente ¡Espectacular!. La verdad es que lo que nos hubiese gustado es hacer la ruta caminado desde Carrik-a-rede hasta la Calzada del Gigante, que no son unos 15 kilómetros sin apenas desnivel, pero no nos queremos arriesgar por el tiempo tan cambiante. Pero lo que iba comentado, las vistas son muy bonitas y en nada nos damos cuenta que estamos en la zona de la Calzada del Gigante porque otra manada de coches, autobuses y gente se dirige al conocido Centro de Visitantes. Allí vamos nosotras, sin pérdida, y una vez dentro vemos que hay unas máquinas para pagar pero al mismo tiempo se puede ir a la Calzada del Gigante por fuera sin necesidad de pagar nada; estamos un poco desorientadas dado que vemos que el supuesto precio es de 11,50€ por adulto.
Miramos antes de hacer nada y vemos que el precio es para entrar a ver alguna exposición que hay en el centro de visitantes y para el parking. Nosotras optamos por preguntar a una de las chicas que atienden, no nos cobra nada y nos da un tríptico en castellano de la zona en la que te informan brevemente sobre el Centro de visitantes e información útil sobre los 4 senderos o paseos que puedes hacer por la zona. Optamos por hacer la ruta roja y volver por la azul, que es la que pasa por el trozo de la Calzada del Gigante.
Consejo: Se pueden hacer cuatro paseos por la Calzada del Gigante. Si el tiempo os lo permite y podéis hacerlos todos ¡Genial! Si sólo queréis o podéis hacer dos, os recomendamos hacer el rojo y el azul, en este orden. Comenzar por el rojo, porque a parte de no cansaros demasiado veréis unas vistas maravillosas.
El rojo va por la parte alta del acantilado y para ver y pisar la Calzada del Gigante hay que bajar a nivel del mar, por lo que en un momento dado, o bien bajas un montón de escaleras, que es lo que estamos haciendo nosotras o bien deberás subirlas… que es lo que hacen muchos de los visitantes.
Comemos en el mejor restaurante
Una vez llegamos a la playa de rocas nos sentamos a contemplar el mar.
Aunque parezca imposible, encontramos un lugar en el que no tenemos a nadie a 50 metros y decidimos sentarnos a comer la fruta que nos hemos traído desde Derry; las manzanas están buenísimas y las nectarinas han llegado chafadas, pero como no tenemos otra cosa, nos las comemos.
El momento es muy relajante y el mejor restaurante que podemos tener para este día. A la izquierda la famosa Calzada del Gigante, a la derecha los acantilados de la zona y frente a nosotras el Océano Atlántico y juraría que si agudizamos la vista, podemos divisar claramente la costa de Escocia. Y recordando la Leyenda de la Calzada del Gigante que hemos leído, seguro que es así.
Después de comer nos vamos a pasear hasta pisar la famosa Calzada del Gigante, que leemos tiene unas 40.000 columnas de basalto que se han formado por una intensa actividad geológica y volcánica al enfriamiento de sucesivos flujos de lava hace 60 millones de años.
A medida que nos acercamos a las formaciones rocosas con formas hexagonales pensamos que no será para tanto comparado con el paisaje que tenemos a la vista, pero una vez llegamos nos damos cuenta que estamos muy pero que muy equivocadas y que está totalmente justificado que sea uno de los lugares más visitados del mundo. Si el lugar ha sido declarado Patrimonio de la humanidad por la Unesco es por algo y lo que desde la lejanía de la parte de arriba de los acantilados parecía pequeño ahora vemos que podemos estar andando por las piedras durante mucho tiempo y es muy entretenido.
No podemos creernos lo que la naturaleza ha hecho y no paramos de ir de una columna hexagonal a otra disfrutando como niñas.
Lo único negativo de todo esto es que este recorrido lo hacemos acompañadas de unas 1000 personas e intentar hacerse una foto sin que aparezca nadie es tarea difícil, pero al final encontramos la manera y si de pie no podemos porque aparece gente, pues nos tumbamos en el suelo ¡Y listos!
De vuelta a Derry
Volvemos en el bus para nuestro hotel en Derry y deshacemos el camino que hemos traído hasta llegar a Coleraine donde volveremos a coger el tren. Durante el trayecto en bus y como sigue haciendo sol seguimos admirando el paisaje de la costa, los prados con sus ovejas, que también es la primera vez que las vemos en Irlanda. La mayoría de ovejas tiene la cara y los pies negros y nos resultan muy bonitas y diferentes. Según a quien pertenecen están manchadas con un color u otro y las hemos visto de color rojo, azul, marrón, etc. Lo que a Amelia le ha hecho pensar que las pintaban así para hacer luego los jerséis de colores. Si tenéis niños ya podéis entretenerlos con esta historia durante el viaje.
Entre La Calzada del Gigante y Coleraine, tanto si vais en bus como en coche, podréis aprovechar para hacer dos paradas más: El castillo de Dunlune que se ve desde la misma carretera y la destilería de Bushmills que dicen que es la más antigua del mundo. Aunque el bus tenía parada en ambos sitios decidimos continuar hasta nuestro destino; al final el castillo o sus ruinas ya lo vemos desde la carretera y el Whiskey no es algo que nos guste mucho así que preferimos ir a tomar una pinta mientras comentamos el día, cenar algo calentito en un buen restaurante e irnos pronto al B&B para escribir lo sucedido y que no se nos olviden todas las sensaciones que hemos tenido hoy en nuestro quinto día de viaje por Irlanda.
Nuestra última misión del día de hoy es encontrar dónde cenar y eso se hace, en ocasiones, difícil si no quieres cenar algo caro y malo en lunes, que igual que en nuestra tierra en Irlanda del Norte parece ser el día que cierran los restaurantes también. Damos una vuelta por Derry y vemos que la mayoría de sitios que están abiertos son para turistas y los precios nos parecen abusivos dado que cobran por un plato unas 13 libras. Encontramos dos opciones que no nos parecen mal porque hacen un menú que por 20 libras puedes escoger entre un primero y un segundo; cierto es que buscamos sopa del día de primero porque calor, calor no hace en este país y estamos cansadas de todo el día. Nos decantamos por una opción que aunque una libra mas cara nos va a garantizar tranquilidad y sosiego y un ambiente agradable mientras comemos y no nos equivocamos: el restaurante del Bishops Gate Hotel que por 19.95 libras tiene el mismo o mejor menú que la otra opción que hemos encontrado. Es el mejor hotel de la ciudad pero como ya tenemos experiencia en esto, sabemos que los buenos hoteles tienen opciones de restauración que no suelen resultar caras o bien están en calidad precio muy por encima del resto de la hostelería que se ofrece para el turismo. Hemos acertado porque la comida está buena y, además, ofrecen agua gratuita con la cena pero a pesar de ello tomamos otras dos pintas a 4,3 libras cada una de ellas, precio como el de los pubs para que veáis que la diferencia es nula (en algunos casos y en este ha coincidido) el comer en un restaurante de un hotel de cuatro estrellas o bien en una pizzería de una esquina cualquiera de la ciudad que estás visitando.
Por cierto, la marca de cerveza a la que nos estamos acostumbrando es a la Smithwhicks, cerveza irlandesa tipo red ale. La descubrimos en Drogheda y desde entonces estamos tomándola como algo seguro aunque hemos probado otras nos quedamos, de momento, con esta marca.
Hoy ha resultado el día de “las primeras cosas” vistas y hechas en Irlanda. Mañana dejaremos atrás Irlanda del Norte para regresar a la República de Irlanda de nuevo; para desplazarnos pasaremos en bus por la Wild Atlantic Way hasta Sligo pero parando en Donegal, seguro que resulta espectacular. Ya tengo ganas de que vuelva a sonar el despertador de nuevo.
Puedes ver toda nuestra ruta de Irlanda en 20 días aquí
Capítulo 4: ¿Derry o Londonderry?
Capítulo 6: De Derry a Sligo pasando por Donegal, para visitar su castillo.
En el caso de que queráis preparar vuestro propio viaje a La Calzada Del Gigante, aquí os dejamos información útil:
Prepara la Mochila para Irlanda, todo lo necesario que hay que tener en cuenta.
Alquilar un coche en Irlanda del Norte si decides no ir en transporte público.
Reservar los Hoteles en la zona de la Calzada del Gigante.
Reservar Vuelos a Irlanda del Norte.
Reservar Excursiones interesantes para la Calzada del Gigante.
Desde el aeropuerto puede llegar facilmente al centro de la ciudad, en coche tardas entre 20 a 25 minutos en recorrer los 20 kilometros de distancia que existe entre estos dos lugares.
Kerim, gracias por la información!!!