El fin de semana del 10 y 11 de noviembre, 2018, hemos estado de visita en la ciudad de Balaguer. Necesitábamos alojarnos en un hotel y, buscando algún lugar diferente, encontramos El Palauet de la Muralla. No es un hotel al uso, es más bien un alojamiento de esos que buscarías como diferente. Se trata de una mansión señorial del siglo XIX pero que tiene sus orígenes allá por el siglo XII con cimientos de casas judías puesto que está ubicado, El Palauet de la muralla, en el antiguo barrio judío de Balaguer. Este alojamiento, ya llama la atención desde la calle por su fachada neoclásica del siglo XVIII y no es para menos.
El Palauet de La muralla, se encuentra en reconstrucción en la actualidad, o eso pudimos apreciar dado que había varias habitaciones que estaban en reformas así como muchas de sus otras salas que permanecían cerradas. Todo esto apunta a que, en un futuro no muy lejano, este alojamiento se convierta en algo mas grande de lo que ya lo es ahora.
Según podemos leer cuando llegamos, el alojamiento tiene capacidad para un total de 12 personas distribuidas en las actuales 4 suites con baños privados. 3 de las suites tienen capacidad para dos personas y, la cuarta suite, para 3 personas. El palacio cuenta con un comedor, una sala de estar, una biblioteca y una terraza coronada por una amplia parra que sirve de resguardo en los calurosos días de verano que se pueden dar en la ciudad de Balaguer, Lleida.
Pero, vamos por partes porque el lugar se lo merece y es que, hasta ahora, solo hemos descrito lo que tiene pero no cómo es este alojamiento. No sabemos decir si es una casa encantadora o encantada pues nada mas llamar al timbre en la puerta, te recibe una chica encantadora que te invita a pasar, a través de un portón que, en su momento, debería hacer las veces para dejar entrar a los carruajes en el amplio recibidor de la mansión.
La chica nos comenta que somos libres de pasear por El Palauet de la muralla a nuestras anchas y nos va explicando dónde están los interruptores y demás cosas que nos serán útiles para nuestra estancia en el alojamiento como pueden ser: que no hagamos ruido más allá de las 23 horas de la noche y que el desayuno lo tendremos servido a las 8 de la mañana en el comedor. El café nos lo podemos hacer nosotras libremente.
Subimos las escaleras centrales, que hacen de distribuidor de las diferentes estancias para dormir. No podemos dejar de mirar los cuadros que adornan las paredes y preguntarnos quien serán todas esas personas que están retratadas. La escalera está iluminada por una lámpara de araña, pero pequeña. En cualquier caso, pensamos cómo será subir o bajar por las escaleras por la noche a solas y con la tenue luz artificial que intuimos que saldrá de la lámpara.
Lo primero que hace es llevarnos a la que será nuestra suite, una habitación que hemos reservado porque indicaba que tenía terraza. Habíamos leído que no todas tenían esta ventaja. La habitación está perfectamente decorada: ni muy sobrecargada ni muy austera y no sabemos decir si el estilo es veneciano o imperio pero que todos los muebles son originales…eso parece. Es amplia y el cuarto de baño es moderno, eso desentona un poco con el conjunto pero al mismo tiempo se agradece. Ciertamente tiene un pequeño balcón desde donde se puede ver Balaguer al frente, la parte mas moderna, y el río Segre.
Una vez presentada la habitación, nos mostró lo que era la zona común de descanso o la Sala de estar del Palauet de la muralla. Es una salón del siglo XIX en el que podrías tener audiencia con la aristocracia de la época ¿Te apetece un té, una copa o una buena conversación en tranquilidad y con todo lujo de detalles? pues este es el lugar en el que nos estamos a leer más al respecto de la ciudad de Balaguer y la ruta que íbamos a seguir en nuestro fin de semana de Balaguer.
Mientras estábamos sentadas, no podíamos dejar de mirar a izquierda y derecha contemplando los cuadros que allí nos observaban mientras nos preguntábamos quien serían esas personas, si formarían parte de la historia de la casa o bien eran cuadros sacados de otros lugares y puestos allí.
Seguimos nuestra visita a este singular alojamiento, adentrándonos por un pasillo que lleva a lo que es el comedor. En el comedor hay una mesa grande, en la que nos explica que desayunaremos al día siguiente compartiendo las viandas con el resto de los huéspedes del Palauet de la muralla. Podemos apreciar que dos elementos presiden la estancia: una gran chimenea que en el invierno cerrado hace de la estancia una de las mas calientes y un gran tapiz original colgado en la pared que nos deleita la mirada.
A esas alturas de nuestra visita en este palacio, nos damos cuentas que es sin lugar a dudas uno de los lugares más extraños, y con encanto, en los que nos hemos alojado. La verdad es que está todo muy cuidado pero, sin lugar a dudas, para mantener todo este espacio, deben estar tiempo y tiempo porque grande es. Nos imaginamos cómo sería vivir en este palacio del siglo XIX en la época en la que estaba en pleno esplendor con todo el servicio en marcha y siendo la casa que alojaba sólo a una familia. La verdad es que nos transporta a otras épocas.
Llegadas a este punto, la chica nos dice que nos deja ya, nos da unas llaves de acceso para que podamos disfrutar de nuestra estancia y nos repite, por segunda vez, que podemos movernos con libertad por la casa para ver todo lo que esta esconde pero que respetemos el descanso del resto de los huéspedes. A todo esto ¿estaremos realmente acompañadas por alguien mas? Se lo preguntamos y nos dice que «por supuesto», que El Palauet de la muralla siempre está completo y que no pensemos que estaremos solas. Menos mal, porque a mi me viene a la cabeza que en cualquier momento podrían aparecer ¡fantasmas por la noche!
Seguimos visitando el lugar, y al lado del comedor pasamos a otra estancia que se nos presenta como la biblioteca y ¡Tremenda biblioteca! Entramos y salimos en varias ocasiones en esta estancia a lo largo del fin de semana porque nos pareció una barbaridad. Por lo que hemos leído de esta biblioteca, los libros que alberga parece que son centenarios y que están allí porque fueron salvados, por los franciscanos del Convento de las Avellanas, durante el incendio que tuvo lugar en este convento en la Guerra Civil.
En esta estancia, a parte de encontrar libros, también podemos apreciar que hay tallas y estatuidas que, como bien os explicaría Jose de la Oficina de Turismo de Balaguer, provienen de la ya desaparecida iglesia de San Salvador ubicada en la misma ciudad de Balaguer. En esta estancia, en la Biblioteca del Palauet de la Muralla, también encontramos un escudo en piedra, que no desciframos si es un escudo de familia de algunos de los antiguos habitantes de la casa a lo largo de la historio o bien alguna pieza traída de otro lugar como otras que imperan por este alojamiento haciendo delicias de la decoración.
Entre el comedor y la biblioteca, se encuentra la terraza común o lugar en el que salir o bien a respirar aire fresco en verano o bien poder fumar dentro de la estancia. Se trata de una terraza presidida por una gran parra que nace de la parte de abajo, donde luego iremos y que dicen que están los cimientos de las antiguas casas judías que sustentan todo este palacio.
Bajamos a la parte más antigua de la casa, al sótano y que ahora alberga la bodega. Abrimos una reja de hierro forjado con unas siglas enormes y nos adentramos en una zona de paredes de piedra vista. Vemos que hay como unas canalizaciones y que leemos que son las antiguas canalizaciones de agua que se utilizaban en el siglo XII cuando esas casas, eran habitadas por la congregación judía de la época. Es un lujo poder estar allí porque para poder ver estos restos arqueológicos sólo puede ser si entras o bien te alojas en esta casa.
Hemos terminado con nuestra visita por el Palauet de la Muralla. Nos alegramos de haber estado alojadas en este singular hotel o Palacio, no sabemos muy bien cómo describirlo. Nos ha encantado y, ciertamente, es un alojamiento diferente a los que te puedes encontrar en las ciudades pues no siempre tienes acceso a dormir, por un coste asequible en un palacio.
Algunos consejos para tu estancia en el Palauet de la Muralla:
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- Escoge una habitación con terraza o vistas al río.
- Aunque siempre está ocupado, podrás reservar con una o dos semanas de antelación sin problemas.
- Si quieres disfrutar del desayuno con tranquilidad, ve a primera hora (sobre las 8 a.m). La mesa es compartida y la comida también.
- Si preguntas y pides permiso, puede que te dejen utilizar la cocina para hacerte la cena.
- No dejes de «explorar» todos los rincones del Palauet de la Muralla. La grandeza de alojarte en este lugar reside en poder disfrutar de todos los espacios e irlos descubriendo y, con éstos, la historia que alberga.
El Palauet de la Muralla
Calle del Miracle, 7
25600, Balaguer, Lleida, Catalana
Por si quieres preparar tu visita a Balaguer, aquí te dejamos información que puede ser útil:
Alquilar un coche para visitar toda la zona del Montsec, prepirineo de Lleida.
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