La experiencia de pasar todo un día navegando en un crucero ha sido muy curiosa, quizás de todo lo vivido nos quedamos con las casi cuatro horas en las que hemos estado saliendo por un fiordo.
A las 10:30 en punto de la mañana ha zarpado el barco desde Estocolmo y nos dirigimos hacia Helsinki, ciudad a la que llegará por la mañana temprano.
La rapidez con la que ha levado anclas semejante barco y la manejabilidad que tiene es impresionante casi tanto como el paisaje que nos ha acompañado durante todo el trayecto de salida del puerto.
Todo el mundo estaba en cubierta y a nuestra altura debido a las aguas removidas y a que la gente estaba con pan en las manos (deberían conocer lo que iba a suceder) un montón de gaviotas nos han acompañado durante largo tiempo.
Cuando decimos acompañar no nos referimos a volar a lo lejos, no. Teníamos gaviotas sobrevolando las cabezas, pero aparte de impresionar un poco, cierto es que el espectáculo ha sido realmente bonito.
La experiencia de pasar todo un día navegando por el Báltico, nos resulta alucinante. El mar báltico, es un mar muy tranquilo y lo hemos comprobado.
Si miras a izquierda y a derecha puedes ver islas, más o menos grandes, con casitas de colores en las que predomina como material la madera y todas con un pequeño embarcadero.
En dirección contraria, navegando por el mar, un montón de ferris y embarcaciones que cubren los trayectos entre una isla y otra y es que esta zona, o tienes un barco o en coche a pocos lados puedes llegar.
Creo que hemos estado dando paseos por cubierta como unas dos horas y, poco a poco, la gente iba abandonando este espacio descubierto para ir entrando en el interior del barco.
Cuando las cubiertas se quedan algo más despejadas, aunque espacio hay para todo el mundo, es un descanso y se está mejor.
Empezamos a escuchar música en el centro del barco y es que en la zona de las piscinas también conocida como Piscina Central en el puente 9, se desarrolla una actividad que choca mucho con el paisaje nórdico que estamos contemplando: “Paella, Sangría y Alegría” así reza el Diario de Bordo al que miramos con curiosidad para ver de qué se trata.
En el centro de la piscina están bebiendo Sangría, repartiendo platillos de paella y bailando La Macarena que da paso a otra grande como es ¡Sarandonga! No damos crédito, pero la sonrisa nos sale automáticamente y nos quedamos medio hipnotizadas viendo como mas de 50 personas danzan ritmos y corean las canciones guiados por unos animadores que parece que no se cansen nunca.
Son las 14 horas y se nota que tenemos hambre, así que nos dirigimos a comer al restaurante Bellagio que será Buffet libre.
Hay infinidad de personas, pero también hay toda una organización que se encarga de que nadie se quede sin un planto y la comida siempre esté disponible en cualquiera de las zonas donde se sirve el Buffet.
Comemos, bebemos y vigilamos que no se pierdan nuestras Tarjetas Costa que, ya estamos descubriendo que es nuestro DNI dentro del barco.
A partir de este momento, y hasta que nos vamos a dormir, tenemos si seguimos el Diario di Bordo un sinfín de actividades como para no parar ni tener un minuto libre.
En familia nos apuntamos a las lecciones de tango argentino, al video quiz de ciudades del mundo, a otra lección de bachata y entre cafés y cocteles pasa el tiempo hasta que llega la hora de ir al Gran Teatro a ver el espectáculo de Duo Skies en el que podemos apreciar durante una larga media hora, las peripecias acrobáticas de una pareja que lo hace genial.
Todo está muy bien organizado porque igual que hay dos turnos de cena también hay dos pases en el teatro, así que mientras el primer turno cena, estamos en el teatro los del segundo turno. Y a las 21 horas nos vamos a la cena al restaurante Portofino donde ya nos está esperando Manuel para darnos la carta y poder escoger lo que comeremos; esta vez, nos deja la botella de vino sobre la mesa pues parece ser que ha visto que ha de dar demasiados paseos para cada una de las copas que le pedimos todos.
En este punto, en el que ya sí que hace mas de 24 horas que estamos viviendo el crucero podemos decir que todo el personal que trabaja en el barco y que parece ser que son mas de 1000 personas son súper amables, serviciales y consiguen que tu vida dentro sea una auténtica maravilla y que suceda sin la más mínima incidencia y en el caso de que ocurra alguna, la solventan en tiempo récord.
¡Vamos! que la puntuación de toda esta plantilla ya sea del equipo de animadores, de los que trabajan en los bares, en los restaurantes, la limpieza, la coordinación y todos los departamentos serían de 10.
La noche termina con dos opciones que resultan interesantes:
- Presentarse a una audición para “The Voice of the Sea”, mas conocido como el concurso de la VOZ
- Acudir a la fiesta, tipo discoteca, “Revival Party” para bailar música de los 70.
Nos decantamos por ir a tomar la penúltima copa mientras observamos los candidatos a la audición, resulta que son los propios pasajeros y cantan muy bien.
Parece ser, que algún día de los que quedan de crucero, habrá un concurso final en el gran teatro donde se escenificará tal y como aparece en el programa de televisión.
¡Desde luego, en los cruceros no se están de nada!
Se acaba el día y tenemos un leve mareo, llevamos todo el día navegando por el Báltico. El crucero avanza por el mar bastante lento y no hay mala mar dado que, el Báltico, es un mar muy tranquilo.
Aun así nuestros cuerpos se tienen que acostumbrar a esta nueva plataforma en el mar flotante. Nos vamos al camarote, mañana llega el día de estar por primera vez en Helsinki, Finlandia.
La experiencia de pasar un día navegando en un crucero nos ha dejado agotadas pero no podemos dejar de pensar en la sensación que hemos tenido al ver mar abierto….
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