Hemos perdido el autobús. ¡Tremendo! Y el problema es que hoy eran tres seguidos y si uno lo perdemos, atrasamos todo y llegamos a Kilkenny bastante tarde, tanto como para no poder ver la ciudad. Como este pueblo, Cashel of Rock, es tan pequeño (aunque tenga un supermercado Aldi enorme) no estamos seguras de dónde encontrar otro medio de transporte así que nos vamos directas a la Oficina de Turismo que, después de un ¡Buff! nos dicen que la cosa está complicada pero que seguro que encuentran una solución. Son las mismas dos mujeres que nos atendieron ayer y se desviven por ayudar, son geniales. La más joven, que tendrá más o menos nuestra edad, nos dice que conoce a un taxista y que nos puede llevar, que al fin y al cabo nos saldrá por unos 25€ más que nos hubiese salido el transporte público, que en Irlanda es caro (cosa que ya sabemos) pero que llegaremos antes de la hora que teníamos prevista si no hubiésemos perdido la el autobús. Resulta que Kilkenny está a tan sólo unos 90km y se tardan unos 45 minutos en llegar.
Nuestro taxista se llama John (como todos, parece ser un nombre muy común en los que se dedican a servicios públicos) y llega diligente a buscarnos. Os estaréis preguntando cuánto nos ha costado la broma, pues han sido 80€ este desplazamiento pero hemos hecho cálculos, para no sentirnos tan mal, y al final, mirando en alquileres de coches hemos visto que uno automático para un día nos hubiese salido por 75€ así que si le sumamos la gasolina ya estamos en la misma posición. Ya, un coche alquilado todo el día te permite hacer mas de un trayecto de “A a B” pero tenemos que comparar con algo para no ponernos de mal humor por cometer la torpeza de perder un autobús. En fin, que John, muy diligente, en los 45 minutos que nos habían dicho nos ha dejado en la puerta de nuestro otro alojamiento que teníamos en Kilkenny, el B&B Elegant Rooms. Podéis ver el detalle en alojamiento en Irlanda. Nos recibe Mary que es su casa y alquila dos habitaciones y nos explica como en menos de 10 minutos llegaremos dando un paseo al centro de Kilkenny así que dejamos las mochilas grandes en la casa y nos preparamos para ver esta nueva población que, por fotos que habíamos visto, ya auguraba un muy buen descubrimiento.
La medieval Kilkenny
Sigue el cielo tapado pero además chispea, ya viene siendo algo común en Irlanda y debe ser lo general así que los días que hemos tenido con sol han sido un regalo y hemos tenido mucha suerte. Hoy el día se presenta más o menos nublado pero mientras que aguante sin caer lluvia perfecto. A medida que nos vamos acercando vemos que imperan los edificios de piedra maciza, como una piedra negruzca y el primer edificio que se nos presenta a lo bestia ante nuestros ojos es el Colegio de San Kieran, que parece el colegio de ¡Harry Potter! Se trata de un edificio de 1836 y resulta que es el colegio católico más antiguo de Irlanda y mira tu por donde está en Kilkenny y lo estamos viendo de casualidad. Eso sí, sólo por fuera porque aunque lo hemos intentado no hemos podido entrar. Aunque este edificio data de 1836, el colegio fue fundado en 1782 pero ha tenido diversas ubicaciones por la población hasta poner la actual.
La torre Talbot
Ya ha dejado de lloviznar pero el día sigue gris y siguiendo por el camino a Kilkenny nos hemos topado con lo que parece una parte de la antigua muralla que protegía esta población en la edad media. Se trata de una torre que es llamada la Torre de Talbot y te explican los diferentes usos que ha tenido esta torre de la muralla que sea mantenido en pie durante mas de 750 años. Es una curiosa visita porque es gratis y está al aire libre pero las instituciones correspondientes se han encargado de explicar los diversos usos que ha tenido como el obvio de defensa de la ciudad o hacer de jardín en la parte alta de la torre, etc.
Y justo al lado de la torre y dado que de esta sale parte de la muralla, hemos mirado el suelo y hemos visto que está señalado por la calle, en la calzada, todo un trazado por donde pasaba la muralla del Kilkenny medieval de 1275. No hemos llegado al centro de la población y ya nos ha parecido que nos están entreteniendo mucho con temas que no aparecen en las guías de viaje. Este pueblo promete.
Una vez llegamos al centro nos damos cuenta que Kilkenny, aunque tiene casa de colores y casitas típicas como en el resto de las poblaciones que hemos visto, es una ciudad diferente. De entrada ya es una ciudad medieval y eso se ve en esos edificios de piedra grande y maciza de color gris negruzco que hay por todos los sitios. Hasta la Oficina de Turismo, que obviamente es donde vamos nada más pisar al centro, es un edificio medieval: la casa de Shee Alms, de 1582, que nos ha encantado porque esta casa era de un tal Sir Richard She que era un abogado apoderado que solía cuidar a los pobres dándoles cobijo y comida a cambio de trabajo. El Curriculum que pedía a sus protegidos era el siguiente” los hombres deberían ser honestos, pobres y solteros” y en cuanto a las mujeres “no mas de seis viudas de cincuenta años o mas” y no podría haber encuentros entre ambas partes. A parte de esta curiosidad, lo que es interesante ver es la casa en sí ya que es una de las pocas que quedan en Irlanda de la época de los Tudor.
Pues sí, Kilkenny es una ciudad medieval atravesada por un río, como casi todas las que estamos viendo, y en este caso el río que pasa y divide la población en dos se llama Nore. La ciudad tiene historia y mucha porque se alza en pié desde hace mucho tiempo naciendo a partir de un monasterio, el de Sant Canice, en el siglo VI. Si te gusta visitar iglesias y catedrales esta es tu ciudad, ¡Hay mas iglesias que pubs! Aunque la verdad, está muy bien no por visitarlas sino porque al ser tan plano todo, en el caso de que te pierdas, sólo hace falta mirar arriba y ya te ubicas por las torres de las iglesias! En cualquier caso, es una ciudad que hay que visitar si uno va a Irlanda porque entre las casitas de colores, los edificios medievales, el río, los puentes que atraviesan el río, los bosques que bordean la ciudad y el castillo ¡No le falta de nada!
El Castillo de Kilkenny
Y qué decir del Castillo de Kilkenny ¡Es una pasada! Nos hemos quedado con la boca abierta al verlo de lejos pero a medida que te acercas es enorme. Lo mejor de todo es que lo conservan en perfectas condiciones. El castillo de Kilkenny tiene mas de ocho siglos de existencia y por sus restauraciones se pueden apreciar diversas estructuras arquitectónicas. El original era anglo-normando como defensivo sobre la primera década del siglo XIII pero luego pasó a manos de la poderosa y adinera familia Butler, marqueses y duques de Ormonde, y en estas manos se quedó durante mas de 600 años. En 1964, Arthur Ormonde dona al pueblo de Kilkenny su castillo por 50 libras y hoy se puede visitar por 8€, 4€ si eres estudiante y gratis si, como nosotras, tienes la Hertiage Card.
El castillo por dentro vale la pena visitarlo porque está decorado, tal cual, como en el siglo XIX así que te puedes hacer una idea de cómo vivían los moradores del castillo en esa época. En la entrada, te dan un mapa y una guía que hay en varios idiomas, incluido el castellano, pera que no te pierdas nada. Hay una sala, la mas importante de todas, la sala de las pinturas que a parte la enorme chimenea de Carrara que hay en el centro se pueden ver pinturas y muchas que nos han resultado interesantes pero no por el valor artístico, que sin duda lo tiene, sino porque nos ha parecido como entrar en el álbum de fotos de la familia y amigos de, seguramente, los Butler. Pero en el castillo hay otra parte importante de la que poco se habla en las guías y es del WC; resulta que hay un inodoro que posee cisterna y se trata de una pieza muy parecido a la actual aunque la taza nos ha resultado enorme y, además, al estar ubicado al lado de una habitación (de dormir) se considera que fue una de los primeros diseños de “habitación con baño en suite”.
Seguidamente nos hemos ido a pasear por la calle St.Kiera´s para ver callejón llamado The Butter Slip que se conoce como un callejón que conecta la calle en la que estamos con la High St (que es la otra importante que luego volveremos por ella) y que en 1616 a parte de paso entre las dos calles, resultó que por la fresca temperatura que en ese pasaje había se convirtió en el lugar donde los vendedores de mantequilla se ponían y de ello viene su nombre (butter es mantequilla).
Hemos visto también la famosa posada de Kytelers, de la cual no hemos hecho foto porque en la actualidad es un restaurante muy turístico pero que no está de mas visitar y menos si viene de paso puesto que es otro edificio medieval. La historia que tiene esta posada versa sobre su dueña, Alice Kyteler, que en el siglo XIII fue condenada a ser quemada en la hoguera por brujería y es que resulta que había estado casada cuatro veces y sus cuatros maridos murieron en circunstancias sospechosas…qué mala suerte tuvo la tal Alicia. Pero mas mala suerte tuvo su criada, Petronella, porque Alicia se libró de la quema salvada por sus amigos del pueblo que le ayudaron a escapar a Londres pero las autoridades cogieron a Petronella y ésta pago por el siguiente delito: “ sentencia por brujería y estar en liga con demonios”. Hoy en día, vemos que hay muchas referencias en todo Kilkenny al respecto de la tal Alicia Kytelers pero solo hay un restaurante a nombre de la pobre Petronella.
Y así con este paseo llegamos a ¿Dónde? Pues resulta que hemos encontrado dónde estaba ubicada la fábrica de nuestra cerveza preferida, la que estamos tomando en nuestro viaje por toda Irlanda: La Smithwichk´s y que para salvación de Amelia hemos descubierto que se pronuncia de la siguiente manera: /smitdics/ y no ese trabalenguas que traía por el camino de la amargura a Amelia cada vez que tiene que pedir una cerveza con ese nombre en la barra de un pub. Hemos entrado por el precio de 13€ por persona por ser estudiantes mas otros 3€ por degustar tres variedades: red (la que nos gusta), pale y Blonde. La verdad es que la visita es bastante flojita porque en su día la fábrica estaba allí pero desde que fue comprada por Guiness ya no hay nada y solo ves un montaje que tienen que simula una fábrica de cerveza. Pero como ha sido la cerveza que nos está acompañando en todo el viaje pues hemos entrado y al final nos hemos tomado no una sino tres cervezas, pero no pintas, tamaño caña de toda la vida.
La Catedral de St. Canice
Hemos llegado hasta la Catedral de St. Canice por lo de ver de dónde partió toda esta población de Kilkenny pero estamos cansadas de ver tanta iglesia como estamos viendo en Irlanda. La verdad es que no sé lo que tiene el tema de viajar que en cuanto llegas a una población y ves una iglesia para dentro que vas como un rayo. Para ver el interior de St Canice hay que pagar y para subir a la torre también pero hay un billete combinado para quien le interese. Subir a la torre tiene su qué porque te permite ver Kilkenny desde las alturas pero hemos mirado la torre, que es un cilindro no de diámetro muy ancho y que a medida que sube se va estrechando y hemos pensado que mejor que no. El asunto es que yo tengo claustrofobia y Amelia vértigo así que la combinación no es la más adecuada. Que suban los demás que bastante follón tienen ya para dejar subir y bajar a todo el mundo por una sola y minúscula escalera.
La Black Abbey de Kilkenny
En el recorrido hemos ido a ver la Black Abbey, de 1225 y vale la pena entrar para ver las vidrieras y además es gratis. No hay gente o nosotras hemos estado solas y sentarse a descansar con semejante visión colorida ha sido un regalo.
La iglesia está extramuros, o estaba, porque ya no hay muros pero sí que te ubican cuando vuelves a entrar intramuros porque has de pasar por el un arco llamado Black Freren Gate, una de las puertas de acceso a la ciudad que aun se puede ver. No es ninguna puerta majestuosa, es un pequeño arco pero que resulta bonito por lo sencillo y simple que es.
De vuelta a la otra calle principal, la Hig Street hemos visto algún que otro edificio medieval pero el más importante es el Thosel Town Hall, el ayuntamiento. Es curioso porque hemos leído que Thosel viene de “toll” que es tasa en inglés y “Sael” que significa salón y en su momento sirvió de aduana y hoy es la sede del gobierno local y recaudación de impuestos. Mucho no ha cambiado ¿verdad? Lo hemos visto por fuera porque tiene unos arcos en los que se ponen a cantar y justo hemos visto a una gente que iba disfrazada de la época pero hemos deducido que era algo del Art Festival de Kilkenny porque justo, es ahora en estas fechas de agosto.
Y ahora ya son las 18 horas y, como viene siendo costumbre, no hemos comido a mediodía porque el desayuno ha sido, también, de tenedor así que buscamos algún restaurante que tengan un Early Bird a precio justo o similar y entramos en un italiano que vemos. No cenamos mal y además, en este menú económico entra el postre así que nos pedimos tarta de queso pero para nuestra sorpresa la interpretación de tarta de queso en entre lugar y la que tenemos nosotras es diferente: aquí nos han puesto un pastel de toffe con caramelo. En definitiva que estaba muy rico a pesar del error.
La última parte del día la dedicamos a la zona del río y así hacemos la digestión de todo lo cenado. Nos dirigimos por las callejas hacia el Nora y cruzamos por el Lady Desart Foot Bridge, que de los tres puentes que tiene el centro de Kilkenny es el del medio y como mas coqueto. Desde allí y ahora bajando la luz del día y pese a estar nublado, las vistas del río y el castillo son apabullantes.
Al atardecer paseamos por la orilla del río Nora y nos vamos a descansar con un recuerdo muy grato de este pueblo medieval irlandés.
Puedes ver toda nuestra ruta de Irlanda en 20 días aquí
Capítulo 15: Visitando Rock of Cashel.
Capítulo 17: Amelia y Virginia llegan a la capital de Irlanda, Dublín.
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